
De hecho, la fibromialgia es de difícil diagnóstico, porque al no tener una etiología o patogénesis definida, su diagnóstico se complica y el paciente tiene a menudo que pasar por mucho antes de ser debidamente diagnosticado y por supuesto, mientras tanto, con mucho dolor. Sin mencionar que no hay un tratamiento específico que cure esa enfermedad.
En el caso de la artritis, sus numerosas variantes hacen muy complejo un diagnóstico rápido y cuando se logra, los medicamentos en el mejor de los casos controlan el avance de la enfermedad, pero tampoco ofrecen cura. Y esto quizá es lo más desconcertante: la posibilidad de un futuro con dolor.

Hay que abordar al paciente de forma realista: no hay promesa de cura, la posibilidad de una remisión siempre existe, pero todavía desconocemos los mecanismos por los cuales es posible. Apenas estamos empezando a entender la complejidad del sistema nervioso y su relación con el resto del cuerpo, incluyendo la dinámica mental.
Las técnicas están dirigidas a un manejo del dolor, a que la persona pueda tener cierto control de la experiencia del dolor y modificarla en diferentes grados, aumentando su calidad de vida y dándole un sentido a toda su experiencia de vida.
En la siguiente entrega finalizaremos con más información sobre este tema. Hasta la próxima.
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