San José, Costa Rica; Febrero, 2015
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Fácilmente son relaciones reconocibles, aunque para los participantes en ellas son completamente normales y no entienden lo que los demás critican. Eso hace que vayan separándose de sus amistades y se aíslen cada vez más, quedándose solos y en el mejor de los casos, con amistades que comparten sus ideas obsesivas y posesivas.

Estas relaciones patológicas pueden mantenerse mucho tiempo sin estar juntas, pero su discurso, atención y comportamiento siguen girando alrededor de la otra persona. Mientras no halla una voluntad real de buscar ayudar y un compromiso personal, no existe nada que se pueda hacer. En este sentido son relaciones parecidas a las del ciclo de la violencia. Cuando una persona decide romper una de estas relaciones no es por que se cansó o porque quiso, una ruptura real es cuando reconoce que está sola, vacía y que buscaba llenar en otros su vacío existencial.
Una decisión así lleva a una reestructuración vital a todo nivel y una persona en eso, muestra actitudes y comportamientos muy diferentes y específicos. Muy al contrario de las personas que perpetuan el ciclo hablando, comportándose o pensando siempre en términos de la otra persona.
En nuestra última entrega hablaremos de cómo poder reconocer si se está empezando una relación así y cómo evitar que se concreten en nosotros mismos o en algún conocido.
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Lic. Eduardo Álvarez
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