Noviembre, 2014; San José, Costa Rica
______________________________________________________

El otro caso. Niña de 11 años, sufre de abusos y agresiones de parte de un vecino y su madre no le cree cuando ella le cuenta.
Ante la ley las dos mujeres son víctimas de violencia y son amparadas por la ley. Sin embargo, un análisis fenomenológico las coloca en posiciones diferentes. La niña por un lado es la víctima por antonomasia, sin poder, recursos ni herramientas para hacer frente a semejante situación. La otra mujer en cambio, si tiene muchos recursos y maneras para enfrentar la misma situación. No quiero ofender ni menospreciar ninguna consideración o perspectiva, sólo quiero plantear unos aspectos relacionados con la dinámica de la víctima y su agresor.

La mujer adulta entrega el poder que tiene y se le ha dado al agresor, la niña en cambio nunca lo tuvo y por ende es víctima. En un sentido la mujer es doble víctima, primero de ella y luego del agresor. No así la niña que es víctima sólo del agresor. Esto no quiero que se vea como una minimización hacia el agresor que tiene que pagar ante la ley y recibir tratamiento inmediato, pero el tratamiento que recibiría la mujer es diferente al de la niña y no sólo por el tema de edad.
La mujer que sufre de esta agresión, requiere una intervención también dirigida a saber cómo y para qué entregó el poder y se convirtió en una mujer agredida. La respuesta no puede ser tan simplista de que en un mundo machista y misógeno fue una más, esta dinámica es diferente al de la niña que mencionamos anteriormente. Cómo una mujer con recursos entrega y rinde su valía y voluntad es algo que analizaremos en las otras entregas.
___________________________________________________
Lic. Eduardo Álvarez
Mujeres denuncien cualquier maltrato ya sea física psicológica, nadie tiene derecho de mal tratarnos por el hecho de ser mujer,tengan valor de denunciar por que Dios nos dio el espíritu de valor y no de miedo..
ResponderEliminar